Un lugar donde ser diferente es un orgullo.

martes, 31 de agosto de 2010

CONVERSACIONES CONMIGO MISMO


A menudo suelo preguntarme como el ser humano es capaz de dar la espalda a un hermano o cómo un conflicto tan cercano puede pasar desapercibido a nuestros ojos y ser incapaces de tender una mano amiga a quien más la necesita.

No hace falta viajar a Africa o sumergirse en el oscuro mundo de los marginados, tan sólo hace falta mirar alrededor y encontrarse con las sombras que nos rodean. Sombras que son capaces de matar por un ascenso en la oficina gris de la que son presos, hipotecar su vida por lucir un status del que nunca serán miembros o traicionar a su mejor amigo por conseguir los favores sexuales de la rubia de turno.

A menudo suelo preguntarme por qué un pueblo es sometido por otro y a nadie le preocupa lo más mínimo. Por qué el haber nacido aquí nos da más derecho que el haber nacido allí o por qué la humanidad tendemos a relajarnos ante estas injusticias y sin embargo perdemos el tiempo en banalidades.

Lo peor de preguntarme es no encontrar una respuesta que me satisfaga y crecer con el miedo de que algún día esas banalidades me atrapen al ir a trabajar a la oficina o al arrastrarme hasta el banco para hipotecar mi vida por cuatro paredes después de echar un mal polvo con la rubia de turno.